La conjugación de varios factores – como la conducción de las diferentes categorías de animales, el modo de empleo de las instalaciones, la selección del material genético, las medidas higiénico-sanitarias y especialmente la forma de suministrar el alimento – deben funcionar en coordinación con datos y números que indiquen que los recursos invertidos han dado sus frutos. Diego Tessa, especialista en Manejo de Provimi Cargill Argentina, explica por qué el manejo es la llave del éxito en la producción porcina.
Por: Virginia Ballesteros, Iconos Press Compani
El primer paso es reconocer el potencial productivo que tiene la granja, qué capacidad tiene en gestación, maternidad, recría, engorde; cada metro cuadrado cuenta. Luego de un estudio de estos y otros factores, se realiza un plan de trabajo para tener un flujo ordenado de animales al destete y un flujo estable al momento de la venta.
Si nos detenemos en las fallas de manejo más comunes, vemos que en la producción porcina el secreto del éxito no solo reside en los cerdos, sino en cómo los cuidamos. Un manejo adecuado no solo garantiza la salud y el bienestar de nuestros animales, sino que también impulsa la rentabilidad del negocio, a través de la mejora en la eficiencia de conversión, un óptimo crecimiento y la disminución de las pérdidas.
De hecho, es muy importante la reposición de las cachorras, es decir, garantizar un buen flujo de hembras de reposición y descartar en tiempo y forma las hembras que no son productivas para la granja (por longevidad, baja productividad, etc.). El buen manejo de las cachorras nos va a garantizar una vida media más larga.
Luego, otro punto crítico es cumplir la cuota de monta, una premisa primordial para garantizarnos que las plazas de maternidad estén completas y no queden espacios sin producción. Luego, obviamente la recría es una etapa fundamental, con la cual ya estamos más familiarizados. En Provimi Cargill trabajamos con los mejores ejemplos del mundo que se estudian en los centros de investigación y desde allí los vamos aplicando bajo un modelo de generalidad en diversos puntos de Latinoamérica y obviamente en Argentina. En la etapa de RECRÍA, y a partir de las pruebas y validaciones locales que hicimos, logramos hasta un 7% más de ganancia diaria de peso, lo que garantiza para el productor hasta un 3% de mejora en la conversión alimentaria con una solución completa que ofre ce ventajas demostrables en términos de DESEMPEÑO (hasta 7% de más ganancia de peso), SALUD (mayor protección del intestino) y RENTABILIDAD (mayor retorno de inversión por lechón).
Y, finalmente, el engorde, que es el punto en donde está el dinero de la granja. Es en ese momento en donde buscamos maximizar el retorno de la inversión nutricional en esta etapa clave del negocio porcino. Todo esto, acompañado siempre por el bienestar animal y la sanidad, que son vitales para el funcionamiento general.
Si hablamos de las fallas, podemos ver dos áreas: la gestión zootécnica y la gestión económica. Si nos enfocamos en granjas de tamaño mediano y pequeño, las mayores falencias se encuentran en ambos ámbitos a la vez. Desde la parte animal, no están ordenados los flujos de cachorras, entonces suelen aparecen conflictos en disparidad de maternidad. En la parte de engorde suelen aparecer problemas de comederos que se usan sin seco-húmedo, lo que genera que la granja pierda productividad y eficiencia.
El manejo del sistema productivo es complejo y es común encontrar fallas en los distintos momentos del ciclo. Un manejo adecuado requiere de conocimiento y capacitación para desarrollar las estrategias necesarias que se adapten a cada granja según su situación particular y permitan maximizar la rentabilidad del negocio.
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