Con Cambio Rural, trabajo, organización y unión familiar los hermanos Darío y Marcelino Tevez llevan adelante un emprendimiento caprino sostenible en el norte de Santiago del Estero.
Por: Marcelo Lagos – INTA EEA Quimilí
San Francisco es una localidad ubicada entre Sachayoj y Campo Gallo, en el agreste departamento Alberdi. La falta de agua para consumo humano y animal es una de las principales limitantes durante todo el año.
Cuando se quiere, se puede. Se emprende. Se despega. En ese contexto difícil, los hermanos Darío y Marcelino Tevez, tienen su establecimiento San Juan con 700 hectáreas en las que desarrollan una cabaña caprina, un sistema silvopastoril, crían ganado vacuno, entre otras actividades. Ellos se sobrepusieron al entorno y desarrollaron una visión de emprendedores, de entender que hay que tener visión empresarial, de cuando se gana. Tanto Darío como Marcelino se vinculan al INTA a través de los grupos Cambio Rural, uno bovino llamado Campo Gallo y otro caprino, denominado San Francisco, cuyos asesores técnicos son los médicos veterinarios Federico Perani y Matías Troncoso.
Darío cuenta que formar parte de Cambio Rural les ha permitido un mejor manejo sanitario, genético y alimenticio de sus animales. “Aumentar el conocimiento sobre planificación nos ha puesto la primera meta de que lleguemos a tener un ternero por vaca. Es clave contar con un asesor técnico, con el acompañamiento de la Sociedad Rural del Norte Santiagueño, que apadrina su grupo de Cambio Rural y del INTA”, reconoció.
Marcelino está más abocado a la cabaña caprina, emprendimiento que comenzaron en familia desde el 2008 cuando adquirieron los primeros reproductores. “Siempre criamos cabras pero sin genética y al estilo de antes. Hoy sembramos gatton panic en piquetes y de esa manera los alimentamos”, contó. Ellos lograron un circuito de comercialización para cubrir las necesidades que posee la familia a través de la venta de reproductores en pie, como también para consumo y producción de chacinados en las vecinas.
El paisaje agreste no es impedimento para esta familia. Los logros obtenidos están basados sobre la organización, la unidad familiar y la cultura de trabajo. Dejaron atrás un pasado de subsistencia para convertirse en productores familiares capitalizados con visión empresarial. Dicho establecimiento es un oasis en medio del desértico monte santiagueño.
Enfoque técnico
El veterinario Federico Perani asesora los grupos caprinos San Roque y San Francisco desde hace más de un año y es quien puede testimoniar los grandes cambios que ha experimentado la producción caprina en todo el departamento Alberdi, a través de Cambio Rural.
En referencia a la Familia Tevez contó: “Ellos venían trabajando en comunidad en otros temas, no específicamente en el caprino. Ya tenían una impronta genética más avanzada que en el resto de la Provincia porque allí se asentó una de las cabañas más importantes que hay en Santiago del Estero en el tema caprino con la raza Boer”, explicó. “La gente de la zona fue mejorando de a poco pero no trabajaban con una organización como INTA que los acompañe. Gracias a Dios pudimos bajar al INTA hasta ahí y juntar a todos los productores y arrancamos con la parte sanitaria e hicimos todo lo proporcionado por el INTA para mejorar la calidad sanitaria de todas sus cabras. Avanzamos con infraestructura, con el manejo del agua, alimentación y siempre en base a lo que se consigue en la zona porque no tenemos un centro de abastecimiento cercano de alimento balanceado y eso nos llevó a hacerlo nosotros, a sembrar el maíz y lo que necesitamos para mejorar. Hay muy buena genética en la zona. Prácticamente todo los productores están trabajando muy bien, muy avanzados y todo gracias a que el INTA pudo viajar con Cambio Rural a la zona”, reconoció Perani.
Para el Med. Vet. Perani hubo un efecto contagio en la zona: “Un cabrito de la raza Boer cruzado con un criollo que tenemos en la zona les da un producto mucho más rápido y de mucha mejor calidad para los que vienen a comprarlos. A los 15 o 20 días ya tienes el producto terminado con una gordura muy especial y sabrosa. Todos vieron eso y como vendían. Los Tevez comercializaban cabritos al triple del valor que los demás y mucho más rápido y todos empezaron a querer mejorar genéticamente porque el cabritero viene derecho a la casa de los Tevez a ver primero que puede adquirir ahí y después va a los otros productores pero con menos plata. Desde Cambio Rural pudimos desparramar prácticamente en todo el departamento Alberdi los cabritos de esta cabaña y hoy se ve mucha mejora en productores que están muy alejados. Inclusive desde Mendoza vienen a buscar estos cabritos producto de la calidad que tienen”.
El rol del asesor es muy importante para este proceso. También es clave articular con otros sectores como organismos provinciales como la Agencia de Desarrollo, la Sociedad Rural del Norte Santiagueño y la Municipalidad de Campo Gallo. “Con el Ing. Marcelo Devoto de la Agencia de Desarrollo hace 9 años veníamos con esta idea de bajar al INTA a nuestra zona y lo logramos el año pasado con la ayuda de la Sociedad Rural y la Municipalidad que apadrinan estos grupos. Es todo un esfuerzo comunitario muy grande y bien articulado que ha traído mucha alegría a los productores porque tienen hoy en su casa herramientas que ni soñaban que iban a tener”.
Campo Gallo cuenta ya con un Matadero Municipal habilitado para producción bovina y porcina. Además, está construido desde hace varios años el edificio de un matadero cabritero que entre el Municipio gestionan su habilitación. “Es un sueño que tenemos en Campo Gallo. Calculo que en algún momento se habilitará y vamos a poder desarrollar toda la zona porque con estos grupos la idea era producir un cabrito capón de 20 a 25 kilos vivo para abrir un mercado nuevo que es la Costa Atlántica. Lamentablemente lo que vendemos acá es el cabrito chiquito para los centros de consumo cercanos pero teniendo el matadero ya podemos trabajar con algo más elaborado, un producto como hace cualquier frigorífico que no te vende el cabrito completo sino las piezas y tiene mucho más de valor agregado”, indicó.
El presente, en medio de las restricciones por la pandemia del Covid-19, los esfuerzos del asesor y grupos están enfocados a lograr que entren de afuera a comprar la producción. “Prácticamente cerrada la provincia, no entra nadie y tenemos frigoríficos de Córdoba que me dice queremos ir pero no entra nadie. Entonces el productor está más preocupado en tratar de vender que es lo que le da de comer prácticamente durante seis meses hasta el próximo parto y no puede porque no hay mercado. A eso estoy abocado tratando de lograr precios y que vengan a buscar la producción pero está bastante complicado”.
Publicado en Revista Campo para Todos N° 149 del mes de Julio del 2020
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