La empresa Leven, presentó en Villa Hipólita, Beltrán, el nuevo melón Dolce Primavera, destacando sus mejoras en precocidad, sabor, tamaño y resistencia.

Sergio Birchner, representante técnico de ventas de la empresa Leven, el distribuidor oficial de Nunehms, perteneciente a BASF, nos dijo: «Nos encontramos en Villa Hipólita, en el departamento Robles, en plena área de riego del Río Dulce en Santiago del Estero. Este es el campo de Víctor García, un productor hortícola cuya firma se llama Productos Victorio. Estamos presentando un nuevo material de melón de la variedad Dolce Primavera, comparándolo con otros materiales de nuestro portafolio de Nunehms, como el melón Nun de Miel, que es nuestro caballito de batalla para el campo por su gran adaptabilidad al sistema de producción con siembra directa a campo abierto.

Con Dolce Primavera traemos mejoras en muchos aspectos: precocidad, sabor, tamaño, calidad de postcosecha y dulzor. Los grados Brix son bastante superiores a los del Nun de Miel. Dolce Primavera destaca porque concentra mucho la fruta en calibres cinco, seis y siete; casi el 80% de los cajones que salen son de ese calibre. Responde muy bien a la fertilización y al riego, manteniendo el promedio de tamaño por fruto. Destaca por su excelente capacidad radicular y buena tolerancia a Fusarium y a nematodos. Este melón es precoz, pero mantiene las características organolépticas que el consumidor prefiere: color crema amarillento, pulpa verde crujiente, buen sabor y tamaño. Es un melón con muchas probabilidades de ingresar en esta zona con fertirriego.

También se está dando a conocer en Salta, donde que se ha probado en zonas con problemas de Fusarium y Nematodes en la finca La Paulita de Rodrigo Moisés y en La Rioja, donde está entrando muy fuerte en el productor y en el mercado. Este material tiene mejores características para la producción forzada (fertirriego con manta o bajo invernadero), atacando problemas comunes en la producción. El productor puede sembrar normalmente o utilizar sistemas forzados o semi forzados para el riego por goteo o cultivo colgado, como se está haciendo actualmente en Salta.

Nun de Miel, por otro lado, admite siembra directa con una semilla más grande, planta más rústica y fácil de implantar. Se banca períodos prolongados de estrés manteniendo las características de la fruta, aunque la producción de Nun de Miel se extiende en un período más largo. Para materiales de mayor precocidad como Dolce Primavera, la implantación es un poco más lenta, por lo que se recomienda usar plantinera y trasplantar, lo cual lleva en promedio unos 30 días. Se utilizan bordos con mulching y manta para proteger de las heladas. Posterior al trasplante, entre 75 y 90 días, dependiendo de las temperaturas, la fecha de siembra y las condiciones, se realizan los primeros cortes.
En Santiago del Estero, los distribuidores son Agroinsumos Ardisone y Roberto Chelala.

Víctor García Comparte su Experiencia con los Melones Dolce Primavera

Víctor García, productor hortícola en Villa Hipólita, Santiago del Estero, relata el minucioso proceso de cultivo y cosecha de los melones Dolce Primavera, destacando las mejoras y desafíos enfrentados en su producción.

Víctor García es el propietario del campo donde se realizó la presentación los melones Dolce Primavera. En diálogo con Revista Campo para Todos, nos cuenta su experiencia: «Es un proceso bastante largo que arrancamos a principios de junio con el tema de las semillas. Hay que traer la semilla y llevarla a las plantineras para hacerla germinar, a veces lo hacemos en Tucumán, pero este año lo hicimos en San Juan. Dentro de 30 a 40 días te entregan las plantas.

Mientras tanto, se prepara el suelo, se pone el mulching, las mangueras de riego y se hace un riego para mantener la humedad y que, cuando lleguen las plantas, el borde esté como corresponde. Aproximadamente, las plantas se ponen el 20 de julio, ahí arrancamos normalmente.
Trabajan alrededor de 80 personas para poner alrededor de 3 hectáreas por día. En total, hacemos 15 hectáreas y hay 8 de sandía también.

La implantación es escalonada. Cuando se hace la siembra, la plantinera se organiza; las fechas de entrega de las plantas, entonces programamos una semana cierta cantidad y la otra semana otra cantidad para que nos dé tiempo a plantar.

De todas maneras, se las mantiene dentro del galpón, se las riega todos los días y se las sigue cuidando como si estuvieran en la plantinera. Una vez que van a campo, se plantan y se van poniendo las mantas térmicas, se va tapando todo, y se da un riego de intimación. Queda ahí hasta más o menos el 20 de septiembre.

Por lo general, si tienes un año con mucho sol caluroso, las plantas inflan la manta y empiezan a buscar salir por todos lados. La planta se aprieta ahí adentro, pero la tratamos de mantener lo más que podemos. Luego se destapa, se enrolla toda la manta, se saca todo lo que es alambre, y nuevamente se necesita mucha gente ahí. Se corta alguna maleza que pueda haber pasado el mulching, y después ya se maneja el goteo con fertilización.

Cuando empiezas a caminar entre los surcos del lote y comienzas a sentir olor a melón maduro, ya sabes que tienes que entrar. Por lo general, los primeros cortes son de muy poco rinde, te da muy poquito, pero lo tocas y a los tres días empieza una explosión de madurez, es como si la planta reaccionara y de ahí empieza la cosecha.
Los primeros melones, aunque sean pequeños, igual se venden como primicia, siempre son los que mejor se venden, aunque no tengan el tamaño ideal. Los primeros melones por lo general no tienen tamaño.

Esta variedad que estamos promocionando hoy la venimos probando desde hace dos años. Primero empezamos con unas cuantas bandejas. El año pasado se hizo una hectárea, se venía evaluando, y este año el 80% es de esa variedad. Lo mejor que tiene es el tamaño, es muy uniforme. Por lo general, estamos ahora sobre mil cajones; tenemos cinco cajones de número pequeño y el resto está todo entre 6 y 7 la mayoría, con algo de 8 y algo de 5 también. El tema del 5 puede estar relacionado con la fertilización, habrá que ver un poco los detalles y corregirlos año a año. En la cosecha trabajan unas 25 a 30 personas.

Cargan los melones en los acoplados, los acoplados vienen al galpón, se descargan y pasan por la máquina que los cepilla y lava. Ahí hay otro grupo de unas 15 personas que los embalan por tamaño, les ponen la viruta, los stickers y los apilan en el galpón por número. Luego viene el camión y los mismos que embalan son los que cargan. La producción se vende en el Mercado Central de Buenos Aires, donde tenemos un agente desde hace 6 años que se ocupa de la distribución a los puesteros.

En Santa Fe y Córdoba tenemos otros agentes que hacen lo mismo, logística y cobranza. Para saber si tienes ganancias, hay que esperar al final de la temporada, porque hoy tienes un precio alto, es primicia, y a medida que pasa el tiempo disminuye. Hay que ver el clima y cómo nos acompaña el sol. Si el sol daña las frutas, tenemos pérdidas. Por ejemplo, hace 10 días tuvimos una tormenta que picó las hojas y todos creíamos que había caído piedra, pero no, era tan fuerte el viento y el agua que dañó las plantas, dejándonos con menos cobertura solar. Decirte hoy las ganancias no es posible; no es que no sea rentable, la única forma de que no sea rentable es que suceda algo cuando está fuera del galpón, porque dentro está a resguardo, pero aquí afuera dependemos del clima. Son los riesgos que conocemos desde que empezamos con esto.
Además de melones y sandías, nos dedicamos a producir cebollas, remolachas, zanahorias, batatas, zapallos y Kabuto, que son los cultivos que hacemos todos los años. Actualmente, estamos trabajando 200 hectáreas.

Compartimos más fotos de la jornada.