Cuando hablamos de las Alcaparras inevitablemente surge el apellido Rico, porque desde hace casi 3 décadas introdujo estas maravillosas plantas a Santiago del Estero. Fuimos a visitar Alcaparras Argentinas, en La Banda Donde entrevistamos a Ángel y Pablo Rico, padre e hijo, profesionales y tenaces emprendedores que compartieron sus conocimientos en esta imperdible nota.
Pablo Rico y Mariana Lo Pinto nos cuentan que es lo que hacen y cuáles son sus proyectos.
Alcaparras Argentinas se dedica a fomentar el cultivo de alcaparras en Argentina y en el exterior. La demanda de este producto está en alza y por ese motivo promociona su producción. Tiene su propia plantación y ahora están por incorporar 5 hectáreas más.
De las alcaparras se cosechan los botones florales. Estos tienen un proceso industrial muy simple, no necesitan cadena de frio, solo con almacenarlos en agua con vinagre o sal es suficiente para que se transformen en un producto no perecedero.
Las alcaparras son procesadas o encurtidas en tres presentaciones distintas: en vinagre, que son las que más se consumen aquí y en España; en sal, sin líquido, al estilo italiano que son más suaves; por último, la sal vegetal, que es un producto molido como un condimento y tiene distintos usos. Finalmente, se comercializan envasadas bajo la marca “Orígenes” o a granel.
El cultivar marca registrada
La planta AR1 (Alta Resistencia Uno) es una variedad registrada y patentada, inscripta en el registro de cultivares del INASE. “Logramos desarrollar la AR1 mediante un proceso de selección natural luego de 12 años. La característica principal es que no tiene espinas y produce botones siempre que hace calor. Es totalmente distinta de las que tradicionalmente se encuentran en Europa y Asia. Estas son más rastreras, en cambio las nuestras son más arbustivas, por eso podemos poner hasta 3.300 plantas por hectárea y hacer un cultivo intensivo, que permite aprovechar al máximo el espacio y el agua”, explica Pablo Rico.
AR1 generó la necesidad de instalar un laboratorio para multiplicación de plantas, mediante la clonación. Es la única forma de reproducirlas, ya que sus semillas no germinan ni sus esquejes enraízan.
Luego de obtener la planta clonada, se la trasplanta a los invernaderos. En un ambiente controlado se desarrollan los plantines hasta lograr el tamaño comercial a 6 o 7 meses aproximadamente. Es una planta grande, que soportará las inclemencias del exterior.
Los plantines se comercializan mediante “contrato de compra de producción” o con “cartas de intención” si el productor no quiere vendernos su producción. Nosotros garantizamos la compra de la producción, actualmente tiene un valor de 3 dólares el Kg a granel.
“La genética de AR1 logramos exportarla a India, República Dominicana, Perú, Chile y Colombia. En nuestro país estamos trabajando con el gobierno de Jujuy para formar una cuenca alcaparrera de pequeños productores. Aquí en Santiago del Estero se hizo un emprendimiento en La Aurora, departamento Banda, con unas 30 hectáreas implantadas”, expresó Pablo.
Biopropagaciones Argentina
“Es una empresa que fundamos a partir de la construcción del laboratorio. Así como las alcaparras eran difíciles de reproducir, notamos que a nivel país había similares inconvenientes con especies como almendro o cerezo. De tal modo, comenzamos a propagar almendros para una empresa de San Luis y cerezos para Rio Negro y Mendoza. Otro árbol que empezamos a clonar es el Neem, originario de la India, conocido por ser un eficaz plaguicida y poseer muchos usos terapéuticos. Aquí los están utilizando como barreras protectoras de cultivos de cannabis medicinal. Además, se lo puede industrializar para hacer aceite.
El Argan, es un árbol que crece en el sur de Marruecos, es muy longevo (puede vivir más de doscientos años). El aceite de argán es conocido, también, como el oro líquido, se lo utiliza en cosmética para fabricación de cremas hidratantes. Desde 1998, estos árboles son patrimonio de la humanidad y están en peligro de extinción, por lo que “le dan mayor relevancia a la clonación que realizamos porque se podría revertir esa situación”. “Actualmente estamos manteniendo comunicaciones con el gobierno de Marruecos para que, desde Santiago del Estero, les mandemos árboles de Argan” dijo Pablo Rico.
Los hongos
El hongo Trichoderma harzianum, es beneficioso para las plantas, ampliamente utilizado como agente de control biológico contra diversos patógenos vegetales. Se utiliza en aplicaciones foliares, tratamiento de semillas y suelo para el control de diversas enfermedades producidas por otros hongos. “Es otra novedad en la que estamos incursionando para reproducirlos comercialmente” Indicó Rico.
El proceso de clonación
La clonación de plantas es un proceso difícil. Comienza con la introducción del material genético al laboratorio, el cual debe estar totalmente limpio de bacterias, plagas, insectos, etc. Debido a que se podrían reproducir dentro del laboratorio. Luego, comienza la aplicación de un protocolo adecuado para cada especie. Se coloca un segmento de planta en una “caja de Petri” con un “medio de cultivo”, compuesto por un gelificante natural como el “agar agar”, y distintas hormonas para que la planta responda de la manera que nosotros necesitamos. Cada 20 o 30 días se modifica ese “medio de cultivo” con el propósito de que la planta se multiplique. El proceso dura, aproximadamente, dos meses en el laboratorio y luego la planta pasa al vivero. “El tiempo fuera del laboratorio depende del tamaño de planta que se va a entregar. Como ya dijimos, las alcaparras tienen un proceso de 7 meses, pero para los nogales o cerezos el ciclo es más corto, porque entregamos una planta más chica, de unos 20 cm, para que se desarrolle íntegramente en donde estará implantada. Para el Neem, el tamaño que nos pidieron es de 1,20 mts, y ese tamaño tarda un año y medio en lograrse” dijo Pablo.
Células madre
“La idea de producción de células madres para el mercado de la cosmética nace cuando comenzamos a multiplicar el árbol de Argan. Con la premisa de utilizar células madres de vegetales para mejorar las células madres humanas. Para obtener células madres trabajamos con un protocolo similar al de la clonación de plantas, pero únicamente con el ápice de la planta, donde están en mayor cantidad. Variamos la cantidad y tipos de hormonas para producir una deformación, que es como un cúmulo de células madre, que llamamos cayo, luego las juntamos e introducimos en un biorreactor con el que podemos producir un kilo de células” nos contó Rico.
Biocell
Por último Pablo Rico nos cuenta que “La marca comercial de nuestros cosméticos es “Biocell”. Ofrecemos un producto a base de células madre, que tendrá distintas líneas: Crema antiage con células madre de Argán, cremas dermoabrasivas de limpieza a base de alcaparras, Serums facial con células madre de Almendros y ácido hialurónico, entre los productos más destacados” finalizó Pablo.
Autor. Carlos F. Hamann. Publicado en Revista Campo para Todos N° 158