En base a la publicación del INTA EEA Santiago del Estero, cuyo autor es el Ing. Mario Mondino, la Revista Campo para Todos analiza la importancia de la destrucción del rastrojo de algodón como práctica esencial para la sanidad del cultivo. Más allá de ser una exigencia legal, esta medida juega un rol clave en la interrupción del ciclo biológico de plagas como el picudo del algodón y la lagarta rosada, contribuyendo a la protección de futuras campañas agrícolas.

La destrucción del rastrojo de algodón es una estrategia esencial en la producción agrícola, no solo como una exigencia legal, sino como una medida clave para combatir plagas que podrían comprometer la próxima campaña. El algodón, de naturaleza perenne, puede sobrevivir después de la cosecha y generar nuevas estructuras reproductivas, lo que lo convierte en un refugio ideal para insectos como el picudo del algodón y la lagarta rosada.

Según el Ing. Agr. Mario Mondino, especialista de la Estación Experimental Agropecuaria Santiago del Estero del INTA, la eliminación eficaz de los rastrojos interrumpe el ciclo biológico de las plagas y contribuye a la sanidad del cultivo. “Si las condiciones ambientales favorecen el rebrote, la planta de algodón puede seguir activa y generar cápsulas que sirven de alimento a insectos perjudiciales”, explica Mondino.

Reglamentaciones y métodos de eliminación
La destrucción del rastrojo de algodón ha sido regulada en Argentina desde hace décadas. Antiguamente, los productores debían realizar el corte manual, el «emparvinado» y la quema de los restos vegetales. Hoy, las normativas más recientes, como la Resolución Nº 74/10 y la Disposición Nº 5/13 del SENASA, establecen fechas obligatorias para la siembra y la eliminación de los residuos de la cosecha mediante métodos físicos, químicos y mecánicos.

Existen cuatro métodos principales para la destrucción del rastrojo de algodón:
- Método mecánico: Consiste en cortar y triturar las plantas con maquinaria agrícola. “El uso de desmalezadoras y rolos es común en el área de riego, aunque se debe evitar la compactación del suelo”, señala Mondino.
- Método químico: Aplicación de herbicidas como el 2,4-D, que atacan directamente la planta y evitan el rebrote. “Para ser eficiente, la aplicación debe realizarse cuando los rebrotes sean uniformes y tengan área foliar suficiente para absorber el producto”, indica Mondino.
- Método mecánico-químico: Combinación de ambos enfoques. “Cortar la planta y aplicar herbicida inmediatamente sobre el tallo expuesto aumenta la absorción del producto y mejora la efectividad”, agrega el especialista.
- Método cultural: Rotación de cultivos, donde especies como trigo, avena o vicia generan sombra y limitan la fotosíntesis del algodón rebrotado.

Impacto en la producción y el control de plagas
Investigaciones recientes han demostrado que un mal manejo del rastrojo puede permitir que las plagas sobrevivan al invierno y ataquen los cultivos de la siguiente campaña. Estudios del INTA han registrado que hasta el 67% de las plantas pueden rebrotar antes de la primera helada, aumentando el riesgo fitosanitario en los campos.
“La clave es que todos los productores de una región realicen la destrucción del rastrojo de manera conjunta. Si algunos dejan los residuos sin tratar, el picudo del algodón se reproduce y afecta toda la zona”, advierte Mondino. Además, en sistemas de siembra directa, el rebrote del algodón puede ser más difícil de controlar, obligando a los agricultores a aplicar más productos químicos y aumentando los costos de producción.

Conclusión: un trabajo colectivo y estratégico
La destrucción del rastrojo de algodón no solo beneficia a un productor en particular, sino a toda la comunidad agrícola. La adopción de buenas prácticas en el manejo de los restos de cosecha contribuye a una producción más sostenible, reduciendo el uso de insecticidas y minimizando las pérdidas económicas por plagas.
“El éxito de esta práctica radica en su implementación coordinada a nivel regional. Si se realiza de manera tardía o inconsistente, se pierde su eficacia y el problema de plagas persiste”, concluye Mondino.










