INTA Quimilí, AAPRESID y empresas participantes en la Red de Ensayos NEA de Maíz coordinaron esfuerzos para estudiar el impacto del estrés térmico e hídrico sobre los componentes del rendimiento del cultivo de maíz.
Por: Marcelo Lagos
Esta particular campaña estuvo atravesada por una combinación de estrés térmico e hídrico que trajo como consecuencia el mal granado de las espigas, situación que afectó en mayor o menor grado a los maizales de diferentes genéticas que crecían del este de Santiago del Estero y Chaco, despertando la necesidad de plantear un análisis particular de los efectos sobre los componentes numéricos del rendimiento del cultivo de maíz.
La experimentación se desarrolló en el Establecimiento La Legua, ubicado en el paraje de Cejolao, departamento Moreno, Santiago del Estero y técnicamente estuvo conducido por el ingeniero Cristian Gatto, asesor técnico de la empresa Rubro Agropecuario y Juan Cáceres, responsable técnico de la EEA Quimilí. El primero fue quien presento el campo y las condiciones de manejo a las que había sido sometido el ensayo. En esta campaña (2022-2023) se evaluaron 20 híbridos de La Tijereta, ACA, Nidera, SPS, KWS, Brevant, Pioneer, Syngenta.
Luego se realizó una recorrida por el ensayo, durante la cual los responsables técnicos de las empresas presentaron sus materiales, destacando su comportamiento ante las adversidades de la presente campaña y en relación al ciclo de floración de los mismos. En este sentido, el ingeniero Carlos Simón (AER Pinedo), coordinador de la Red de maíz del NEA en representación de INTA, explicó: “La red está conformada por diferentes sitios de experimentación ubicados en distintas localidades del NEA (norte de Santa Fe, Chaco, sur de Formosa, y este de Santiago del Estero), que es la zona maicera más fuerte de la región y se usan materiales provistos por las empresas que colaboran y que también fomentan esta red”. En cuanto al estado del ensayo, el ingeniero Simón nos decía: “estaba bien conducido y las diferencias obedecían a las condiciones de estrés que hablábamos a campo, y la verdad, es que nos hemos llevado una muy buena discusión, que es para lo que se generan este tipo de espacios”.
Desde INTA Quimilí, se valora especialmente el cuidado de los recursos naturales, y en este sentido, la importancia del recurso natural suelo fue puesta de relieve por la ingeniera Amanda Vizgarra, especialista en Cartografía de Suelos del INTA Quimilí, quien remarcó la necesidad de conocer los suelos para realizar una correcta planificación de su uso, mediante una adecuada aplicación y combinación de diferentes técnicas de manejo en su presentación a campo “Conociendo el suelo y las situaciones estresantes”, calicata de por medio y respondiendo a las preguntas de los presentes. Una singularidad detectada en el ensayo fue la presencia de un perfil de suelo compactado en los primeros 15 cm, que puede asociarse a manejo. Al respecto, la ingeniera Vizgarra recomendó como prácticas a tener en cuenta para mitigar esta problemática “el control de tráfico de las maquinarias, el mantenimiento de la cobertura vegetal, las rotaciones adecuadas de cultivos, la fertilización de cultivos, y la realización de cultivos de cobertura”.
Posteriormente se realizó la visita a los diferentes materiales, donde se vio la problemática, se analizó de acuerdo a los entrenudos y como se expresaba el problema el momento en que habían sufrido el estrés y se pensó en la mejor estrategia para que cada uno de ellos sortease la problemática o bien para combinar la estrategia de sembrar materiales de diferentes características.
La jornada continuó en la sede de la Experimental, con la ponencia “La naturaleza y el manejo nos llevan a situaciones estresantes”, a cargo de la ingeniera Laura Mas, especialista en suelos y responsable de la estación meteorológica automática del INTA Quimilí; quien expresaba “las características climáticas que tuvo esta campaña, que fueron muy particulares, este año no solo fue deficitario en cuanto a lluvias (llovieron aproximadamente 200 milímetros menos de lo normal), y en algunos casos, fueron menores todavía, sino que además, las temperaturas fueron mucho más elevadas que lo normal. Lo mismo pasó con la velocidad del viento, que estuvo un 30% por arriba de lo normal, siendo enero y febrero, los meses más críticos, con un 50% superior. A eso se le sumó que la humedad relativa ambiente fue casi un 20% menor que lo habitual, acompañada por una mayor radiación solar. Todo esto hizo que la demanda atmosférica, o sea, la cantidad de agua que evaporaban y transpiraban las plantas, lo que demandaba el ambiente, fuera mayor, lo que se expresa en la evapotranspiración de referencia, también estuvo muy por encima de lo normal. En promedio por día, se evapotranspiró casi un milímetro y medio más que lo normal, un valor muy alto, que obviamente repercutió en los cultivos y repercutió en los distintos híbridos sembrados en el ensayo. A esto se le sumó que el suelo tenía problemas de compactación como lo había mostrado la ingeniera Vizgarra”.
En la conferencia “Golpes de calor y su efecto combinado con déficit hídrico en maíz”, el Dr. Nicolás Neiff, especialista en ecofisiología de cultivos de la Universidad Nacional del Nordeste (Corrientes), destacó “la importancia de la fijación de granos, que es el componente principal del rendimiento, y justamente ocurre alrededor de floración. El estrés hídrico afecta de manera diferente que el estrés térmico, y también lo hacen de manera combinada. En general, el estrés térmico afecta más bien a la producción y viabilidad del polen. Hubo muchos problemas de fallas de polinización justo cuando ocurrieron episodios con temperaturas matinales mayores a los 35 grados, que también afectan a nivel de la fuente, o sea la capacidad que tienen las plantas de maíz de asimilar el carbono atmosférico. Entonces se reduce el crecimiento del cultivo que es fundamental en este momento, porque es el momento de máxima demanda. Por otro lado, el estrés hídrico desfasa la floración del maíz, lo cual es un gran problema, y ese desfasaje es uno de los mayores inconvenientes que ocurren para la fijación de granos, porque no hay una buena sincronía entre la liberación de polen y la aparición de los estigmas, que son las famosas barbas de los choclos”.
Ya hacia el cierre del evento, muy interesantes fueron las palabras de la ingeniera Graciela Leguizamón, especialista de la EEA Santiago del Estero, quien nos comentó cómo se había gestado la jornada técnica. En una visita al ir a ver el ensayo, nos damos con que las mazorcas no tenían granos. Entonces, ¿qué hacemos con un ensayo que está sin granos? Empezamos a preguntarnos cómo hacer para transformar una aparente debilidad en una fortaleza, que es un poco el mensaje que siempre queremos transmitir. ¿Qué es el INTA, qué es AAPRESID, si no están para encontrar soluciones o para discutir al menos la problemática? Porque el tema del mal granado del maíz, con mayor o menor incidencia estaba reportado este año en las distintas regiones del Este de Santiago del Estero. Entonces a partir de ahí fue buscar la solución y cómo plantear lo observado en el ensayo.
Para finalizar, la ingeniera Leguizamón decía con respecto a la importancia de la vinculación técnica entre los sectores público y privado. “Fui directora de esta Estación Experimental Agropecuaria Quimilí durante un tiempo, y hoy veo con mucho agrado que mucho de lo que se había empezado a trabajar se sigue manteniendo, lo cual es algo sumamente importante, no hay un cambio de rumbo y se empiezan a ver los frutos porque nada es de un día para otro, todo es un proceso que lleva su tiempo. Pero ver consolidada esta alianza entre INTA, AAPRESID y los productores y técnicos, en lo personal para mí es muy significativo, como es muy significativo ver a los técnicos de la experimental presentarse con sus datos, mostrar lo que estamos haciendo, y que venga un profesional como el Dr. Neiff y trabaje con datos nuestros para dar explicaciones sobre lo que estamos viendo, con datos que generamos nosotros es fundamental. Le ofrecemos al sector productivo, conocimientos generados por nosotros. Hoy estoy feliz de ver la convocatoria que hemos tenido, que la gente sigue confiando en el INTA Quimilí, y eso es importante, eso hace grande a las instituciones”, cerró la ingeniera.
Para más información, contactar a:
Graciela Leguizamón leguizamon.graciela@inta.gob.ar
Juan Cáceres caceres.juan@inta.gob.ar
Amanda Vizgarra vizgarra.lidia@inta.gob.ar
Laura Mas mas.laura@inta.gob.ar