Las Buenas Practicas para cualquier actividad agropecuaria se van imponiendo en nuestra
provincia. Son cada vez más necesarias para lograr la seguridad alimentaria y resguardar la salud de todos los involucrados en la cadena productiva. Para conocer detalles sobre las buenas prácticas de lavado de pulverizadoras, entrevistamos al Ing. Agr. Federico Martín Elorza – Coordinador Técnico del Área de Gestión Sustentable de CASAFE.
Cuándo y cómo lavar
El lavado de la pulverizadora siempre debe realizarse una vez que terminamos de utilizarla. Igualmente, si tenemos que seguir aplicando los mismos productos o con otros al día siguiente. En caso que tengamos que continuar, al día siguiente, con los mismos productos lo aconsejable es realizar un enjuague de la máquina. A esta acción la llamamos el triple lavado, que consiste en llenar el tanque con 300 litros de agua y hacerla funcionar entre 15 y 20 minutos. Luego repetirla dos veces más. En el caso que tengamos que dejar de usar la máquina o si necesitamos cambiar los productos, tenemos que hacer una limpieza más profunda y utilizar productos limpiadores. Estos nos ayudaran a desincrustar algunas partículas que hayan quedado, sobre todo en los ángulos rectos del tanque o en algunos circuitos. Hay que limpiar detenidamente los filtros y los picos. Al finalizar los tres lavados, hay que hacer un cuarto, solo agua, durante 15 minutos para asegurarnos que esté completamente limpio.
El lavado tiene que asegurarnos que se eliminen todos los residuos. Si tenemos que aplicar otros fitosanitarios en el cultivo podemos generar lo que se llama fitotoxicidad o sea causar un efecto negativo en el cultivo, porque talvez sea sensible a esos productos. Por ejemplo, si usamos un herbicida y al día siguiente un insecticida podemos afectarlo si es sensible a los herbicidas.
El lugar
No tenemos que lavar en cualquier lado. El lavado se puede realizar en un playón de carga donde podamos retener esos líquidos producto del lavado. Si no lo hacemos podemos generar contaminaciones puntuales o escurrimiento y terminen en algún río o curso de agua. También puede filtrarse en la tierra a napas sub superficiales. Por lo tanto, lo que nos corresponde hacer es preparar el lugar donde hagamos la limpieza. Impermeabilizarlo, recolectar el líquido y derivarlo a un tanque. Ese líquido recolectado puede ser degradado en lo que llamamos “camas biológicas” que son unas estructuras que permiten hacer una degradación microbiológica de los fitosanitarios con unos hongos especiales. Y finalmente hacer una deposición adecuada de ese producto. Otra forma sería contratando un vehículo de alguna empresa que se dedique al tratamiento de esos líquidos. Si no tenemos ninguna de las dos opciones, lo que corresponde hacer es diluirlo cinco veces y aplicarlo en el cultivo, respetando todos los cuidados que hay que tener al momento de la pulverización.
El agua
El agua a utilizar debe estar limpia y tiene que ser tomada desde un tanque, fijo o móvil. Nunca debemos tomar el agua directamente desde un arroyo o un tanque australiano.
Equipamiento adecuado
En cuanto al equipamiento para realizar la limpieza, en caso que la máquina no tenga sistema de autolimpieza, necesitamos un equipo para generar la presión que posibilite hacer circular el agua por todo el interior del tanque y demás componentes. Para la limpieza externa lo ideal es tener una hidrolavadora que nos permita mantener en óptimas condiciones la estructura de la máquina.
Equipo de protección personal
El operario que realice la limpieza tiene que tener el equipo de protección adecuado, el mismo está indicado en la etiqueta de los productos. Tenemos que asegurarnos que el operario utilice el equipo para evitar la exposición a los productos.
Recomendación final
Por último, quisiera destacar que es muy necesario que todos nos comprometamos en el uso de las buenas prácticas, de limpieza de maquinarias y de manejo de fitosanitarios, para el bienestar de todos.
Por Carlos F. Hamann – Publicado en Revista Campo para Todos N° 161