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Revista Campo para Todos N° 200 – Noviembre 2024

Salvemos al maíz

El achaparramiento del maíz es una enfermedad que genera gran preocupación en las áreas productivas del país. Las pérdidas en la región del NOA para la campaña 2023/24 son significativas, en algunos casos ya llega al 100% y en general la perspectiva de daño se estima en más del 50%.

 

La situación es grave. Esta enfermedad es transmitida por el insecto vector Dalbulus maidis, conocido como la “chicharrita del maíz”, el cual se alimenta y multiplica únicamente sobre plantas de esta especie. Es un insecto difícil de controlar y cuenta con ciertas particularidades, tales como su longevidad (45 a 70 días), y la posibilidad en invierno de refugiarse en cualquier otro cultivo e incluso permanecer varias semanas sin alimentarse. Los adultos se protegen en el cogollo de la planta de maíz y tienen la capacidad de volar hasta 500 kilómetros ayudados por corrientes de aire. Por lo tanto, el insecto y las enfermedades que transmite requieren estrategias integradas de manejo a nivel regional considerando que las prácticas habituales no están siendo hoy una solución efectiva para el control de la plaga.

En este escenario está en riesgo la producción de maíz a nivel nacional, cultivo necesario para la sustentabilidad del sistema. Para enfrentar esta batalla todos los integrantes de la cadena de producción debemos trabajar en conjunto, ya que resulta fundamental mantener a la población  de  la  plaga  en  el nivel más bajo posible porque, de lo contrario,  volverán a registrarse en el ciclo 2024/25 problemas similares a los ocurridos en la presente campaña.

 

Es en este contexto instituciones referentes del sector nos hemos agrupado y constituido el Comité #SalvemosAlMaíz con el objetivo de informar y concientizar a todos los actores de la cadena del maíz sobre esta problemática. Consideramos fundamental adoptar las siguientes medidas:

  • Vacío sanitario, 90 días previos a la fecha regional de siembra, diciembre/enero.
  • Control permanente de maíz guacho o voluntario.
  • Monitoreo de la población del insecto vector previo a la siembra y durante las etapas iniciales del cultivo.
  • Elegir los híbridos menos susceptibles.
  • Concentración de fecha de siembra en los meses más apropiados (fines de diciembre hasta mediados de enero).

En síntesis, o nos salvamos todos o no se salva nadie. Debemos considerar que ninguna medida aislada es eficaz. No se trata de un problema que pueda resolverse de manera individual.  Tenemos  que  aprender  a  convivir  con  la  plaga,  pero  la  clave  es  aprender  a gestionarla para mantener un nivel de población bajo que sea controlable. Lograr reducir la población será el reflejo no sólo de un mejor manejo a nivel integral sino también y fundamentalmente del esfuerzo generalizado en la región siendo imperioso el trabajo coordinado entre los gobiernos provinciales.

Comunicado de prensa generado por el comité «Salvemos al Maíz», integrado por: APRONOR, CIAZT, CREA REGIÓN NOA y SOCIEDAD RURAL DE TUCUMÁN.

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