Por: Ing. Agr. Enrique Lobos – FAyA UNSE
La campaña va terminando y la sorpresiva aparición de lagarta, sumada la previsible incidencia de picudo, está dejando un sabor amargo y perspectiva de poca plata en el bolsillo. Podemos considerar que la producción de cada lote está definida, ya que el fin de floración efectiva ya se alcanzó en los lotes más tardíos. Lamentablemente, muchos productores pasaron la rastra a sus cultivos sin peras y otros aun no han evaluado la magnitud del impacto de la lagarta, más picudo y chinches.
Esta campaña, como ya se publicó en ediciones anteriores de Campo para Todos, lagarta rosada se sumó, volvió, a ser una de las plagas del algodón que atacan el cultivo en el área de riego y, sin adecuado control, se pueden llevar una parte importante de la producción; más los gastos en insecticidas que bien o mal controladas, deben erogarse. Así, picudo, chinches y lagarta son el principal problema sanitario que los productores y profesionales deben seguir, prácticamente todo el año, si quieren asegurar el rendimiento. Por supuesto, el cultivo también requiere ser bien manejado productivamente para llegar a una cosecha óptima y rentable.
¿Y ahora qué?
Por el momento solo hay discusiones aisladas y comentarios en grupos sobre la situación de la lagarta. Responder esta pregunta nos llevaría a repetir las acciones que tuvimos cuando se detectó picudo en nuestra área de riego, varios años atrás; esto es: diagnosticar la situación actual, terminar el cultivo lo más rápidamente posible cuando esté en condiciones de ser cosechado, cumplir con el vacío sanitario, cumplir las normas cuarentenarias de destrucción del rastrojo y siembra en la próxima campaña, monitorear responsablemente el cultivo, controlar químicamente cuando corresponda y seguir protegiendo las plantas hasta una nueva vuelta del año. De modo que lagarta y picudo van de la mano, con mínimas y específicas diferencias, propias de cada plaga.
¿Será suficiente?
A nivel predial podría decirse que cada productor haciendo esto tiene grandes posibilidades de éxito en la protección del cultivo contra estás plagas. Sin embargo, hay posibilidades de potenciar el esfuerzo individual de cada productor y esto es así si consideramos que estas plagas pueden tener gran incidencia extra predial y extender su acción al dispersarse a campos vecinos desde lotes mal controlados. Teniendo en cuenta esto, los productores vecinos puedes cooperar entre ellos con la implementación de acciones de control y potenciar su impacto para mitigar la incidencia en la zona. La asistencia técnica de un ingeniero agrónomo, sin duda, hará más eficiente las acciones coordinadas para ser implementadas en tiempo y forma.
Esto que describo pueden ser los objetivos de un “ente fitosanitario”; pero, capitalizando la experiencia interinstitucional que tuvimos con el picudo del algodonero, convendría conformar “Consorcios de lucha” con gestión privada, constituidas por productores vecinos, a los que se sumarán los consorcios de otras zonas. Este trabajo conjunto y voluntario, más la coordinación y asistencia técnica de un ingeniero agrónomo, es el que hará la diferencia en como gestionamos estos viejos problemas que se suman a los que ya tenemos… Pero como todo problema… tiene solución. Solo hay que tomar la decisión de abordarlos técnica, efectiva y responsablemente.
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