Finaliza una dura campaña 21/22 en el área de riego
Finaliza la campaña algodonera 2021-2022 en el área de riego del Río Dulce, con grandes inconvenientes climáticos y errores humanos que se deberán corregir. Conversamos con el Ing. Agr. Carlos Mitre para que nos cuente sus apreciaciones sobre la misma.

“En octubre se dio un muy buen arranque de campaña, con buenas temperaturas y perfiles de suelo cargados, por la aplicación de los riegos pre-siembra.
Noviembre se complicó un poco, al principio por la suspensión del servicio de riego y luego por tener una frecuencia más corta entre las precipitaciones, generando el efecto planchado de suelos, daños ocasionales por granizo y dificultades para poder realizar las aplicaciones de control tanto de malezas como de insectos en los cultivos implantados en octubre. Estas situaciones produjeron el retraso de las siembras, trasladándolas hacia fines de este mes y los primeros días de diciembre.
Después, a finales de diciembre y enero se produjeron temperaturas máximas récords asociadas con escasas precipitaciones que dañaron seriamente, aquellos cultivos sembrados en octubre que se encontraban en plena floración. En consecuencia, se observó aborto de fructificaciones (cápsulas insoladas) y plantas transitando síntomas severos de estrés hídrico.
Los cultivos sembrados a fines de noviembre y principios de diciembre pudieron sortear de mejor manera el estrés hídrico, ya que se vieron favorecidos por los riegos aplicados durante febrero debido a que el sistema restituyó el servicio durante la primera semana de ese mes. A pesar de ello, las altas temperaturas continuaron prolongándose hasta fines de febrero.
Luego, en marzo se presentó un periodo de lluvias que se prolongó por una semana y trajeron aparejado el problema de los rebrotes en aquellos algodones finalizados o listos para cosechar. Para ello, se recurrió a la estrategia de aumentar las dosis de defoliantes, hacer doble golpe, pre-sensibilizar, etc., (tema abordado en la nota publicada en la Revista N° 169 de marzo de este año).
Transcurrida las diferentes etapas fenológicas y cargados de adversidades, se pudo iniciar la cosecha en abril. Las condiciones ambientales fueron favorables y permitiendo tener muy buenos rendimientos en calidad de fibra (C a C1/2), pero no así en volumen, ya que la mayoría de los cultivos sufrieron daños en algunos de sus estratos perdiendo cargas. El rendimiento al desmote llegó a alcanzar los 39 puntos, con volúmenes que rondaron en promedio entre 2 y 2,5 tn por hectárea, pero con extremos que van desde los 1,2 tn a 3,5 tn.
A mediados de mayo se sucedieron heladas que afectaron los cultivos de siembras tardías (fines de noviembre y principios de diciembre), viéndose este efecto más acentuado en aquellas variedades de ciclo largo como el NuOpal y el DP1238 debido a que presentan un alto índice de área foliar. El follaje, se secó de manera abrupta por las bajas temperaturas, imposibilitando que las mismas se desprendan con facilidad del tallo de la planta, afectando directamente la calidad de la fibra, reflejado en los desmotes con valores que no superaron los 33 puntos y calidades que tienden de C 3/4 a D.

En esta campaña el precio fue fundamental ya que compensó la baja productividad debido a todas las adversidades mencionadas anteriormente. Si se tiene en cuenta que en 2021 para la misma fecha el precio de una tonelada de fibra rondaba los 175 mil pesos, la mejora para este año fue el doble a ese valor alcanzando los 370 mil pesos por tonelada de fibra de algodón.
Algo para destacar fueron el comportamiento de las variedades de ciclo corto desarrolladas por INTA. Sembradas en fechas tardías demostraron una gran plasticidad con respecto a las condiciones ambientales adversas y los diferentes tipos de suelo en los cuales se implantaron. Un ejemplo de ello fue la variedad Porá. A diferencia de aquellos cultivos que rindieron alrededor de 3 tn/ha, que se desarrollaron con perfiles de suelo cargados por los riegos, buenas condiciones sanitarias, aplicaciones de fertilizantes, etc. probamos en sembrar la variedad Porá el 15 de diciembre, tratado como si fuese un cultivo de secano, sin aplicación de riegos, sin ningún tipo de fertilizante y con solo 3 aplicaciones de insecticida, el mismo ha presentado un rendimiento de 1800 kg/ha. Esto permite recalcar, que estos tipos de materiales en mejores condiciones agronómicas y ambientales podrían producir grandes volúmenes de producción de algodón en bruto con buena calidad en sus fibras. Permitiéndonos poder realizar un doble cultivo en el año y escapar al problema de las heladas tempranas que afectaron a aquellos materiales con ciclos de crecimiento largos.




En cuanto a plagas, al igual que el año pasado, no hubo grandes problemas. Los cultivos finalizaron con 3 a 4 aplicaciones en promedio. El picudo algodonero se presentó en un número muy reducido en relación con otras campañas y sin impacto en cuanto al daño económico. Evidentemente, las condiciones de altas temperaturas extendidas hasta fines de febrero y las bajas precipitaciones registradas (humedades relativas por debajo de lo normal) también lo afectaron. El ingreso del picudo se presentó a partir de abril y en estos momentos comienza a migrar hacia los refugios. Este ingreso tardío favoreció a las siembras tardías, porque de haberse presentado en febrero hubiese sido muy complicado sostener el cultivo y minimizar su impacto económico en la producción debido a las múltiples aplicaciones para combatirlo. Por este motivo, es fundamental que los productores destruyan los rastrojos y esto se transforme en una práctica habitual y rutinaria para lograr evitar multiplicaciones tempranas de su población”.

Uso del agua de riego y suelos
“El agua es un recurso fundamental para desarrollar el cultivo de algodón en nuestra zona y lograr rendimientos estables y cercanos a los potenciales. Las precipitaciones normalmente alcanzan los 550 mm anuales y no logran satisfacer las necesidades del cultivo debido a que se presentan de manera dispersa. Por ello, es clave contar con el agua de riego del sistema del Río Dulce en el momento adecuado y en la cantidad necesaria. El dialogo entre los productores, los gestores administradores del sistema y el gobierno es fundamental. A su vez cada productor debería apuntar a mejorar sus lotes aplicando mejores prácticas como la nivelación de sus tierras, controlar las láminas aplicadas para evitar los desperdicios de agua y cuidar el suelo de la salinización y el encharcamiento excesivo, poniendo así en valor el recurso limitante que es el agua de riego. También, tender a realizar rotaciones de cultivos, aplicación de fertilizantes, cultivos de servicios para mejorar la salud de los suelos y elevar así su productividad. Es de suma importancia dejar atrás el monocultivo de algodón para poder empezar a adoptar nuevas técnicas de manejo, como las antes mencionadas”.
Requerimientos de agua del cultivo de algodón

En el gráfico se aprecian en las barras rojas las precipitaciones de los meses del ciclo del cultivo. Mientras que en la línea celeste las lluvias acumuladas de los últimos 20 años. Las líneas amarilla y verde son los consumos que tiene el cultivo.
Si analizamos, el promedio de los 20 años las precipitaciones acompañan a la mitad del agua que consume el algodón, por lo cual se demuestra que es muy necesario que tengamos la intervención del servicio del agua de riego, para poder cubrir las necesidades de la planta.
Si vemos que la siembra de octubre tiene su pico de consumo en diciembre y la de noviembre es en enero. Por eso en las siembras tempranas dependemos solo del riego por los picos de consumo que tiene.
Publicado en Revista Campo para Todos N° 172
Autor: Carlos F. Hamann