Revista Campo para Todos N° 193 – Abril 2024

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Graves daños en el algodón por efecto de derivas de 2,4-D

Un problema sin solución que se repite año tras año

Por: Ing. Agr. (MSc.) Mario Mondino

En una reciente gira por la región productora de secano de algodón que abarcó cerca de 60.000 has se detectó personalmente y en consultas con productores y profesionales de la agronomía, que el principal problema que hoy compromete la producción del algodón en Santiago del Estero, son los daños que ocasionan herbicidas hormonales aplicados sin ningún tipo de recaudos agronómicos sobre lotes vecinos a los sembrados con algodón, para el combate de malezas de hoja ancha en cultivos de gramíneas, lo cual se ha exacerbado en esta campaña 2021-22 con una importante superficie sembrada con soja resistente a 2,4-D, en muchos casos con semillas de “extraña” procedencia.

El 100% de los productores y técnicos consultados en todo el secano santiagueño desde Pampa de los Guanacos y Sachayoj al norte hasta Pinto, Malbran, Los Juries y Bandera al sur, han manifestado que sus cultivos de algodón han sufrido por lo menos una deriva, pero en numerosos casos también recibieron dos y hasta tres episodios de deriva, los cuales han tenido un impacto directo sobre la producción, a lo que se sumó el efecto combinado de altas temperaturas y de una sequía prolongada.

El algodón es extremadamente sensible a los herbicidas hormonales, por lo que pequeñas cantidades de estos herbicidas pueden llegar a ocasionar daños en el cultivo. El grado de daño es proporcional a la cantidad de herbicida que llega a la planta y a la etapa de desarrollo en que se encuentra la planta de algodón. La mayoría de las plantas que absorben, incluso una cantidad muy pequeña del químico, mostrarán los síntomas sobre las hojas después de un corto período de tiempo. Si bien los primeros síntomas pueden observarse a los 2 a 3 días después de realizada la aplicación en los cultivos vecinos, los síntomas plenos del daño sobre la hoja van a aparecer en toda su dimensión, aproximadamente una semana después.

Cuando la afección es relativamente baja, y la planta se encuentra en etapas vegetativas, se logra una adecuada recuperación con aplicaciones foliares de diversos fertilizantes orgánicos y minerales, siempre y cuando exista humedad en el suelo.

A partir de pimpollado y a medida que avanza el período reproductivo, la incidencia sobre el rendimiento es mayor hasta aproximadamente la segunda semana de floración, a partir de la cual, los daños permanentes comienzan a disminuir gradualmente.

La rapidez con que las plantas se recuperan de los efectos del 2,4-D depende probablemente de la velocidad del crecimiento y de la cantidad de 2,4-D derivado que llega a la planta. Con dosis que no producen la cesación del crecimiento del tallo principal, cuanto más vigoroso es el crecimiento, más rápida es la recuperación. Si el crecimiento de la planta es limitado por factores ambientales como los que describimos anteriormente, los síntomas de deformación pueden extenderse por un largo período e inclusive ocurrir que la planta no se recupere nunca.

La gran mayoría de los daños en esta campaña algodonera, ocurrieron desde mediados de noviembre hasta fines de diciembre, afectando los cultivos de algodón en diferentes momentos fenológicos desde la emergencia hasta la prefloración, provocando una importante atraso en el ciclo del cultivo (maduración tardía) pero fundamentalmente un impacto directo sobre la formación de carga fructifera, especialmente en el tercio inferior y en menor medida, en el tercio medio, en donde prácticamente desde el nudo 6° hasta el nudo 10° u 11°, las plantas no presentaban cápsulas o solo lo hacían en posiciones alejadas del tallo principal (2ªP y 3ªP). La gran mayoría de las plantas presentaban la fijación de la primera cápsula en primera posición (la más pesada y la de mayor calidad) recién a partir del nudo 12° o 13°.

Por supuesto que las condiciones estresantes del ambiente influyeron en la intensificación del problema ya que, al daño por herbicida hormonal temprano, se sumó la incidencia de altas temperaturas diurnas superiores a los 40°C (e inclusive algunos días, a los 45°C) que se continuaron con la ocurrencia de altas temperaturas nocturnas, lo que produjo un importante consumo de los fotosintatos almacenados, por aumento de la fotorespiración. Y si a ello, le sumamos la falta de precipitaciones desde mediados de diciembre a casi fines de enero, el “coctel” resultó explosivo.

No es un problema nuevo. Este problema se repite año tras año en todas las zonas algodoneras del país, pero muy especialmente en nuestras regiones productoras algodoneras de secano, a pesar de que existe una legislación provincial (Resolución 2022-14-E-GDESDE-MPR) que restringe notablemente las aplicaciones terrestres de hormonales y prohíbe las aplicaciones aéreas, estas últimas muy frecuentes en nuestros campos de secano.

En ese sentido, las aplicaciones aéreas causan más deriva de herbicidas que la aplicación terrestre, ya que la pulverización aérea libera gotas más finas, son pulverizadas a mayor altura sobre el cultivo y además crea una turbulencia del aire. Y si a ello, le sumamos que se aplica durante los procesos de inversión térmica, la fitotoxicidad se vuelve muy importante.

Muchos productores, especialmente los provenientes de provincias vecinas que alquilan campos por temporada y empresas aplicadoras de productos fitosanitarios con sede en otras provincias pero que prestan servicios en la nuestra, alegan ignorar la prohibición o restricción de uso de estos herbicidas en nuestra provincia, desconociendo que, en sus provincias de origen también rige tal prohibición/restricción como es el caso de Chaco, Santa Fe, Formosa, Salta, etc., que claramente tienen legislaciones restrictivas al uso de hormonales desde hace muchos años; inclusive provincias con poca tradición de producción de algodón como San Luis, Córdoba o Tucumán, también lo tienen.

¿Qué puedo/debo hacer si ocurre un evento de deriva?

La detección temprana de un evento de fitotoxicidad por hormonales es primordial, ya que cuanto más tiempo se deje sin detectar, más difícil será identificar quién es el responsable. Los productores no solamente deben determinar el origen de la deriva de la aplicación y la extensión de la lesión en el cultivo, sino que también es muy importante conocer tanto el estado de desarrollo fenológico como el estado de crecimiento del cultivo, en términos de altura, cantidad de nudos, cápsulas y pimpollos.

Si ocurre un evento de deriva es posible hacer un listado de características a observar, registrar y chequear:

1) Ante la sospecha de un daño, identifique la dirección de la deriva, el posible producto químico que ha dañado el cultivo y establezca con la mayor precisión posible cuando pudo haberse aplicado el herbicida. El daño puede aparecer dentro de las 24-48 horas de aplicado el producto. Intente obtener datos meteorológicos precisos para esos momentos y registrar estos datos. Si se ha detectado olor, también se debe registrar el tiempo horario de esta ocurrencia.

2) Contrate un Ingeniero Agrónomo matriculado, habilitado y calificado para que inspeccione el daño sospechado lo antes posible para establecer que el problema ha sido causado por un herbicida hormonal y que el profesional haga un registro oficial de lo que observó. Fotografías y muestras de plantas afectadas, pueden ser útiles. Dichas muestras de tejido vegetal pueden ayudar a confirmar el agente causal.

3) Al mismo tiempo, notifique el problema al organismo competente (Departamento de Sanidad Vegetal, Dirección General de Agricultura y Ganadería de la Provincia) con la mayor cantidad de datos posibles. En este caso, la autoridad reguladora llevará a cabo una investigación utilizando los poderes que le otorga la legislación pertinente y determinará si la persona presuntamente responsable, ha cometido un delito en virtud de esa legislación.

En algunos casos y por diversos motivos, las autoridades estatales no pueden responder a una notificación de inmediato. En esta situación, la información anterior recopilada por usted es importante y puede usarse como evidencia. Una ventaja adicional de una intervención gubernamental es que, en caso de que se demuestre negligencia, esto puede ser aprovechado por el productor perjudicado para entablar una acción civil posterior.

4) Evaluar el daño, lote por lote en cada campo, determinando el estado fenológico promedio del cultivo, la cantidad de nudos afectados como así también las estructuras de fructificación afectadas.

5) A partir de la fecha fehaciente de determinación del daño, controle el cultivo durante un período de tiempo, para ver si el daño continúa y determine el momento en que se produce un nuevo crecimiento sin sintomatología de distorsión en las hojas.

6) En los cultivos jóvenes tome una decisión en cuanto a si tendrán tiempo para recuperarse. Si la respuesta es no, reasignar recursos a los cultivos más maduros.

7) Prepárese para usar un regulador de crecimiento en algunos cultivos si la retención es pobre.

8) Maneje la retención del cultivo de forma normal con agua y nutrición de ser posible, evitando los eventos de estrés.

9) Si el daño en el cultivo es anterior a la fecha de la última floración efectiva, se debe tomar una decisión para determinar qué tan tarde dejar crecer el cultivo. Un adicional de cinco nudos fructíferos puede aumentar el período de madurez del cultivo en unos 15-25 días dependiendo de cuando termina la temporada por la reducción de la temperatura.

10) En la defoliación, use tasas ligeramente más altas de defoliante y prepárese para esperar más tiempo para que la hoja caiga.

11) Si existe evidencia adecuada para identificar la causa y la fuente de la deriva, busque asesoramiento legal independiente de inmediato, si es que desea entablar una acción legal civil posterior contra la persona o empresa que Ud crea la responsable del daño. En tal caso, debe ser capaz de demostrar daños en su cultivo y también negligencia por parte de la(s) persona(s) responsable(s) en la aplicación del herbicida. Si la justicia demuestra daños y negligencia, puede solicitar una indemnización para cubrir el daño incurrido.

No basta simplemente con aconsejar la lectura del marbete para evitar los daños que los herbicidas hormonales ocasionan no solo a los vegetales sensibles, sino también al ser humano, los animales y el ecosistema en general. Es de suma importancia la toma de conciencia en el uso seguro de estos y otros productos fitosanitarios.

Respetar las normas y/o leyes vigentes, cumplir con las medidas de seguridad en el manipuleo, traslado y almacenamiento y no comprar o aplicar sin la generación de una receta de compra y de aplicación emitida por un Ingeniero Agrónomo matriculado y habilitado en la provincia de Santiago del Estero, forman parte del manejo responsable de fitosanitarios para el cuidado de la salud y el medio ambiente.

Por último, la desilusión entre los productores algodoneros se viene acumulando ya hace demasiadas campañas debido a la falta de solución del problema, manifestando muchos de ellos que de seguir está situación en la próxima campaña, la determinación de reducir la superficie de siembra de algodón aparece como una realidad concreta, más si se tiene en cuenta que las tierras son aptas también para la siembra de otros cultivos.

Estamos a tiempo!!!

Mayor información sobre los daños que provocan los productos hormonales en el algodón, se puede consultar la página web: https://inta.gob.ar/sites/default/files/dano_del_herbicida_24-d.pdf

 

Publicado en Revista Campo para Todos N° 171

 

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