Para conocer como es la producción agrícola en el centro oeste de Santiago del Estero, entrevistamos al Ingeniero Agrónomo Daniel “Pipo” Rossi que nos contestó, con detalles, cada pregunta.
¿Qué cultivos sembraron y en qué zonas?
La empresa siembra en campos que están cerca de Lavalle, departamento Guasayán. La modalidad es por arrendamiento. Tenemos una sociedad conformada por dos empresas: una presta servicio y la otra, los insumos. Este año se ha sembrado soja utilizando grupos de madurez 6 y 7 largo; dentro de los de 6 se usó Don Mario 6.2, que es una soja no BT, usada para refugio. Nosotros lo hemos hecho con lotes comerciales. También, se ha recurrido a la soja Don Mario 63i64 Garra y una roja de Horus 7.5 BT y LDC 6.9. Es una variable que venimos sembrando ya hace varios años y se caracteriza, sobre todo, por tener una muy buena estabilidad. Además, hemos sembrado maíz de semillero Syngenta, el 126 viptera 3 y 505 viptera 3 y algunos de Corteva, el 510, como así también poroto negro de las variedades INTA Leales 15 y una variedad de la Estación Experimental Obispo Colombres de Tucumán, el TUC 510. Este año por primera vez hemos hecho una siembra comercial de girasoles alto oleico para mandar a puerto aprovechando algunos materiales nuevos que han salido y la buena cotización en el mercado del girasol. Hemos sembrado dos materiales de Syngenta 3970 y 3939, tenemos unas franjas de algunos materiales de Advanta. Sorgo, también, sembramos, un granífero de Advanta 1350 IG y para picado ADV 2450. Y lo último ha sido un poroto Aduki, es la primera vez que lo hacemos, así que estamos viendo cómo se comporta. Todos los cultivos se encuentran, en general, en muy buenas condiciones.
¿Hicieron rotación de cultivos, o cultivos de servicio?
La empresa hace de 45 a 50% de maíz todos los años. Entendemos que la única manera de generar sostenibilidad en las producciones de esa zona es rotando un 50% de maíz y un 50% de leguminosas. En este aspecto somos bastante estrictos desde lo técnico, ajustamos el manejo del maíz en cuanto a densidad de planta y fertilización, y repartimos la leguminosa, más o menos, entre un 25% de soja y un 25% de poroto negro. Este año hemos probado el girasol en lotes que venían de poroto. Hemos intentado hacer cultivos de servicio, pero el otoño y el invierno son bastante secos, sobre todo, el año pasado, así que no están dadas las condiciones como para tratar de implantar cultivos de servicio. Años anteriores, hemos intentado hacer trigo, ya que tenemos semilla, pero con suerte dispar; es una zona que, por ahí, no nos deja agua en el otoño como para intentar hacer algún cultivo de invierno o un cultivo de servicio. El hecho de tener 50% de la rotación con maíz, nos permite ir ajustando un poco más los sistemas.
Todos los cultivos se hacen en siembra directa. Si es un lote de cierta antigüedad, lo que hacemos es romper las capas compactadas, sobre todo si han sido pastoreados, utilizamos alguna herramienta de labranza vertical y siempre se lo fertiliza, previo análisis de suelo.
¿Qué condiciones climáticas tuvieron al planificar la siembra y cuáles fueron sus consecuencias?
Este año la fecha de siembra ha sido un poquito más retrasada de lo que uno esperaba. Había años en que nosotros planificábamos la siembra de soja sobre maíz a partir del 15 y 20 de diciembre; en cambio, este año se ha corrido unos 10 días y se ha terminado de sembrar la soja sobre inicio de enero, se continuó con maíz y el 15 de enero se empezó a sembrar girasol, para terminar sembrando poroto negro alrededor de la primera semana de febrero y después unas cuantas hectáreas Aduki.
La lluvia no ha sido buena al inicio. El comienzo del verano se complementó con el invierno y otoño secos, así que tuvimos que esperar una buena recarga de los perfiles para poder empezar con la siembra. Por suerte, hemos logrado completar el plan de siembra según lo previsto y llegar al objetivo. Como la fecha de siembra se fue un poco más lejos de lo normal, con la soja hemos tenido que tomar decisiones de acortar distancias o aumentar un poco la densidad.
¿Cómo se desarrollaron los cultivos?
El desarrollo de los cultivos ha sido satisfactorio, las lluvias nos han venido acompañando durante el desarrollo de todo lo cultivado y, en la etapa crítica, hemos tenido el agua suficiente. Con respecto a los porotos, la lluvia fue un poco más de lo normal. Esto sumado a los días nublados y la baja temperatura, favorecieron el ataque del hongo Sclerotinia sclerotiorum, tanto en el poroto como en soja, así que hemos hecho todas las aplicaciones preventivas de fungicidas.
¿Tuvieron o tienen ataques de insectos? ¿Qué producto aplicaron y cuantas veces?
Las sojas convencionales no BT han tenido ataque del complejo de oruga, pero han sido controlado satisfactoriamente con dos aplicaciones y usando productos residuales. En cuanto a los picudos, el ataque no es tan fuerte porque, como te decía en un inicio, toda la soja va sobre maíz y eso nos ayuda bastante a controlar el picudo negro. Aun así, hemos usado algún producto, sobre todo en la cabecera contra los maíces. También, usamos productos de volteo y productos residuales para tener un tiempo más prolongado de monitoreo y que no nos sorprenda un ataque más severo. En cuanto los productos, se han usado mezclas de piretrinas con algunos inhibidores de la muda, como por ejemplo, Curyon o con Curyon Fit, que tiene benzoato de emamectina y lufenuron en el caso de la soja. Para el picudo, productos de volteo como Lambda cihalotrina o fipronil más algunos residuales, como el tiametoxan, que nos da cierta residualidad y tranquilidad a la hora de ir a revisar los lotes. Se han tratado algunos lotes con oruguicidas, siempre los usamos si el ataque ha comenzado fuerte, y siempre va mezclado con productos residuales, tanto para el complejo de oruga, como para el complejo de picudo, porque también hay picudo chico, promecops. Además, usamos fungicidas, generalmente una mezcla de estrobilurinas mas triazoles.
Hubo malezas resistentes, ¿cuáles? ¿Cómo las combatieron?
Sí, hay resistente y tolerante. De la resistente, la más complicada que tenemos son las gramíneas, el Sorgo de alepo y la Eleusine tristachya. Dentro de las tolerantes, la que más complicaciones nos provoca es la Borreria, pero a través de la rotación de cultivo, que nos lleva a rotar productos químicos. Siempre tratando que los cultivos pasen los períodos críticos de competencia de maleza, es decir, los primeros 50 días sin ningún tipo de problema. Se usan pre-emergentes, como imazetapir, metolacloro, flumioxazin, sulfentrazone e imazapyr. Cuando tenemos algunos lotes con Sorgo de alepo resistente, tratamos de combinar el uso de este último producto (imazapyr) con cultivos tolerantes al mismo, puede ser sorgo o algunos maíces. Este año ha sido básicamente sorgo. Y como post emergente, algunos hormonales, por ejemplo el 2,4D amina o el Fluroxipir o Dicamba y algunos otros productos totales como el Glifosato. También, usamos graminicida para el control de gramíneas en los cultivos de soja y poroto. Para el maíz empleamos biciclopirona y atrazina y utilizamos metolacloro, esos tres productos más los pre-emergentes nos permiten llegar con maíz bastante limpio a cosecha.
¿Qué estimación de rendimientos tienen?
En relación a los rendimientos, calculamos que, en el caso de la soja, estaremos alrededor de los 2800 kilos, sí todo va bien. Este número, para nosotros, nos cierra en lo económico. En los maíces andaremos entre los 6500 o 7000 kilos, depende de los lotes, pero creo que estaremos rondando los 7000 kilos promedio. Los porotos todavía están tan lejos, vienen bien, pero estamos lejos de estimar un rendimiento. No sabemos cómo va a seguir el tiempo, la Sclerotinia sclerotiorum es algo que nos preocupa, pero siempre hacemos los cálculos con 300 o 400 kilos, tal cual sale del lote. El girasol es una incertidumbre, es la primera vez que lo hacemos, está muy lindo, pero le tenemos mucho temor a las palomas y catas. Con Aduky es lo mismo, porque es la primera vez que lo hacemos.
¿Cuáles fueron los inconvenientes que les causó problemas durante todo este tiempo, por ejemplo, rotura de maquinarias, contagios de Covid-19 en el personal, etc.?
Siempre hay inconvenientes en la producción agropecuaria durante la siembra, la aplicación, en la fertilización o la cosecha, siempre las máquinas se rompen. Los inconvenientes por ahí son las aplicaciones que no han salido bien, sin embargo, hay muy pocos errores de proceso. Por suerte, contamos con equipos en excelentes condiciones y, por otro lado, los muchachos que trabajan están siempre arriba. Esto es muy importante porque, como decimos nosotros, la agricultura son diez cosas hechas en tiempo y forma.
En la zona de Guasayán o Choya, que tienen ciertos problemas para hacer agricultura, el momento es muy importante. Para que las cosas salgan bien hay que tener buena capacidad de siembra y de pulverización, la verdad que a ese aspecto lo venimos ajustando todos los años un poco más.
Desde el punto de vista sanitario, tratamos que los muchachos cumplan con el protocolo y dispongan de todas las cosas para para hacerlo.
¿Quieres agregar algún comentario final?
Me gustaría comentar que el productor agropecuario arriesga mucho tiempo, mucha plata. Normalmente, cuando hay que sembrar, se siembra; y cuando hay que aplicar, se aplica. Pero el hacerlo en tiempo y forma a nosotros nos desvela bastante. Cuando los campos están sobre la ruta no hay ningún problema, o cuando los dueños de campo mantienen a los caminos internos, uno puede transitar sin ninguna dificultad. El problema es cuando los caminos provinciales secundarios y terciarios no están en condiciones, como muchos del departamento Guasayán y de Coya, se torna complicado todo lo que es la logística, es mucho más cara si uno tiene un contratista, porque argumentan el tema de los caminos, la rotura y sobre todo la pérdida de tiempo. Creo que es una deuda pendiente del Estado el mantenimiento de los caminos, de las redes secundaria y terciaria. Sería clave para facilitar, no solamente a productores que hacen agricultura, sino también a productores que tienen ganadería, tanto bobina como caprina, los pequeños productores que no tienen acceso cerca y cuando entra alguien a buscar el cabrito o el queso realmente le ponen el precio a esa gente, porque pesa sobre el precio el estado de los caminos. Otras veces, cuando llueve, los caminos no son transitables y afecta a los que tienen quesos, pues no pueden venderlos y se les echa a perder. Así que el camino es algo a mejorar en los dos departamentos.
Autor: Carlos F. Hamann. Publicado en Revista Campo para todos N° 157